jueves, 25 de octubre de 2012

Los Niños: Grandes Imitadores de los Padres, para lo Bueno y para lo Malo


“Ellos ven. Ellos hacen”. De esta premisa parte la idea del siguiente spot que narra una gran realidad de la sociedad actual: los niños que imitan a sus padres. Desde que nacemos estamos predestinados a seguir los pasos de aquellas personas que constituyen nuestro entorno más allegado y con los que estamos más tiempo.  

Según las leyes de la Psicología Infantil y Juvenil, los niños son el reflejo de la sociedad, es decir,  de las tendencias en la escuela, de los padres, de los familiares y, en último lugar, de los docentes. Todo aquello que suponga el contacto con un ser humano que se encuentre en el ámbito cotidiano del niño, puede ser sujeto de fijación para este.  Es evidente que aquellas personas que compartan más tiempo con el niño son los que marcan más las posibles conductas futuras del niño. Primero el niño pasa por la fase de fijación, luego por la de imitación (o mímica) y, para finalizar, por establecimiento o adquisición de la conducta pero, ¿qué pueden hacer los padres o profesores para moldear a un niño?. 
Bien es cierto que el componente genético influye en la forma de ser y las conductas del niño pero, lo más importante, es saber que el niño pasa gran parte de sus primeros años de vida imitando a sus padres en muchos aspectos: conductas, palabras, entonación, gestos, etc. Campañas como “ si tu lees, ellos leen” han profundizado en gran medida en este aspecto social y educativo.

     
  
Para moldear “un buen niño” es preciso que el padre sea un “buen modelo”. Sabed que estadísticamente hablando la figura paternalista influye mucho más que la madre y que un niño es más fácil que se parezca a su padre que a ninguna otra persona. Volviendo al tema que nos atañe, la sociedad está llena de muchos detalles que empeoran la situación del niño. Hoy día la gente en sí está muy irritada, estresada y cansada y, esto conlleva, a la fácil “expulsión” de insultos, malos gestos, etc. No hay que reprochar a los docentes la mala educación en las aulas, sino más bien al ambiente familiar y de amistad que envuelve al niño.  Si un padre alza la voz a un profesor el niño aprenderá que a esa persona se le puede faltar el respeto y, ¡¡luego no nos quejemos si expulsan al niño por darle una patada a un profesor!!. Es increíble ver como ha cambiado la sociedad en poco tiempo desde que yo estaba en la escuela (y eso que tengo 21 años).  
Antes no existía esa maldad preconcebida en niños de prematura edad pero, no hace mucho, estuve de prácticas en un centro de Enseñanza Primaria ejerciendo como profesor en un cuarto curso y, os confieso, que si un niño se te acerca y te insulta en la cara y luego va y grita tu, como docente, no tienes potestad para coger al niño y ni… válgame si lo hago: gritarle para que se calle y guarde respeto.
Vivimos en un mundo con el respeto perdido, con los malos hábitos muy arraigados y deseando (con más pena que gloria) los tiempos aquellos cuando mis padres, si tenían que discutir o echarse la bronca el uno al otro, esperaban a que me acostara para que así no me influyeran de manera negativa. ¿Dónde están esos padres que callan y guardan respeto frente a sus hijos?, ¿dónde están esos padres que templan sus nervios ante situaciones críticas y sonríen pese a las adversidades?, ¿dónde están esos padres que te inculcan el respeto a grandes cucharadas?, ¿dónde están esos padres ejemplares? 
Yo sé dónde están… olvidados y perdidos en un baúl cerrado con llave oxidada de un tiempo que, no hace mucho, permitían dar un gran y noble ejemplo de educación a sus hijos.



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